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esde que se desarrollaron los primeros modelos
productivos en masa madurados en el siglo XX, se
empezaron a crear necesidades en un mayor grupo
de personas para asegurar que la rentabilidad de la
producción en cadena fuese una realidad. Desde en-
tonces, la inclusión de las personas al mercado del
consumo ha sido una necesidad corporativa, que ha
ido evolucionando hasta crear un verdadero movi-
miento social llamado
-
cultura de consumo -
,
o
-
socie-
dad de consumo -
.
Cuando se refiere
-
normalmente en forma peyorativa -
a la cultura de consumo, se la relaciona primeramen-
te con la adquisición de bienes materiales sin valor
significante, por consumidores poco concienciados,
y con el mal aprovechamiento de los recursos na-
turales. Sin embargo, la acuñación de un término
como este, tal y como lo explican
M. Press
y
R.
Cooper
en sus artículos de diseño de experiencias,
indican que consumir constituye un interés central
de nuestra vida social y nuestros valores culturales.
El consumo no debe relacionarse únicamente con
los bienes tangibles, sino que deberían considerarse
además los valores significantes o intangibles que
un producto o servicio ofrece para que la experiencia
de su uso sea duradera y cree el apego emocional
necesario, para que la desvinculación del usuario
con el producto o su parte física
(
si la tiene)
se haga
de manera positiva y responsable.
La corriente sostenible en el diseño puede
ser un método para dar acceso a experien-
cias gratificantes para todos.
Por: Oskar Santamaría
La sostenibilidad
como clave para la demo-
cratización del diseño.
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